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Un dicho muy popular de la iglesia (católica) dice más o menos así: “Es más fácil que un camello pase a través del ojo de una aguja, que un hombre (rico) entre al reino de los cielos”. Y, asociado a la vida real, para pasar por el ojo de la aguja tenemos que usar todos nuestros potenciales…
El peor daño que se puede hacer a una persona es “darle todo.” Quien quiera dañar a una persona sólo tiene que evitarle el esfuerzo; como nuestro gobierno lo hace, o las iglesias. Las mismas familias nos impiden trabajar, proponer, que nos enfrentemos a los problemas, potenciar nuestras oportunidades o bien, sencillamente que tengamos que resolver dificultades.
La trampa para que alcancemos el éxito como personas está en regalarnos todo: comida, diversión y todo lo que se pida, Se evita que usemos todos nuestros potenciales; sacar nuestros recursos que, quizá desconocemos, sin que podamos despegar nuestra creatividad. Quién vive de lo regalado se anula como persona, se vuelve un ser perezoso, anquilosado; le sucede lo que a un estanque de agua que por inactividad se pudre en su contenido.
Aquellos sistemas como los que ahora nos gobiernan que por “amor” o demagogia sistemáticamente le regalan todo a la gente, hacen de las personas pobres entre los pobres, en todo sentido.
Es una de las caras de la miseria humana carecer de iniciativa, desaprovechar los talentos, potenciales y capacidades con que estamos dotados los seres humanos.
Quien ha recibido todo sin esfuerzo propio, impunemente se transforma en un indigente, porque asume una posición de víctima: de todo se queja, como aquellos grupos manifestantes que constantemente han azotado el municipio, creen que el gobierno, sus familias u otras personas tienen la obligación de ponerles todo en las manos y consideran una desgracia desarrollarse en un trabajo digno.
Es muy difícil que quien ha recibido todo regalado, algún día sea útil a su sociedad, e incluso a sí mismo. Supone que todos a su alrededor son responsables de hacerle vivir bien.
Sólo los sistemas más impunes y despóticos impiden que los seres humanos desarrollen toda su potencialidad para vivir. Creen que están haciendo algo bonito, pero en definitiva están empleando una arma impune para anular a las personas.